El aire neumático debe ser eminentemente seco, sin vapor de agua, y sin agentes agresivos y contaminantes. Debe ser limpio, lo que se consigue haciéndolo pasar por filtros de entre 4 y 40 micras. El aire comprimido no sobrepasa en su utilización los 10 bares de presión, y en su uso generalizado la presión está comprendida entre 6 y 8 bares.
El aire debe estar seco, sin humedad, lo que se consigue con separadores de agua o secadores de aire instalados en la red de distribución, normalmente al principio de la instalación. El aire puede ser utilizado seco o engrasado.
Existen aparatos de instrumentación y otros que precisan aire seco, mientras que otros, como los cilindros, distribuidores, reguladores y otros de mucho consumo se les alimenta con aire engrasado, que cumple dos objetivos, como son: evitar la oxidación por efecto de la humedad contenida en el aire y, por otro, engrasar los elementos móvles de los aparatos neumáticos.
El aire neumático una vez que ha realizado su función , debe ser evacuado al ambiente, donde la instalación está ubicada, lo cual puede suponer una contaminación importantante.
Ventajas del aire comprimido.
- Elástico, y presiona en todas las direcciones.
- Fácil de almacenar o transportar.
- Fácil control y regulación
- Se transporta a gran velocidad 10 veces más rápido que un fluido hidraúlico.
- Genera movimientos rápidos.
- Fluido seguro y sin riesgo de explosión.
Inconvenientes del aire comprimido.
- Contaminación por retorno a la atmósfera de aire con aceite en suspensión.
- No es adecuado para trabajar con presiones elevadas ya que el rendimiento del motor disminuye.
- Las fugas pueden representar un 20 – 30 % de la potencia.
- Los aparatos y circuitos tienen dificultad en su regulación, debido a la compresibilidad del aire y a las inercias de los órganos en movimiento.
- Para un mismo esfuerzo a realizar , los elementos neumáticos precisan 10 a 30 veces más volumen que los circuitos hidraúlicos.
- La humedad en el aire puede dañar los elementos neumáticos